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Manejo de equipos remotos durante las fiestas decembrinas

Updated: Jan 13, 2022



En los dos últimos años, las empresas se han visto obligadas a readaptar su forma de trabajo, ya sea realizando un cambio radical a esquema remoto desde casa o bien adoptando un proceso híbrido. Podríamos decir que la era de las oficinas tradicionales llegó a su fin; es muy probable que en 2022 las cosas no regresen a ser como eran y más bien los modelos de trabajo híbridos sigan vigentes o incluso sean ampliados a remotos totales por más empresas. El modelo remoto para estas fiestas decembrinas es un reto que algunas organizaciones ya dominan, o están en camino de hacerlo; pero lo que es un hecho es que durante este fin de año muchos seguiremos festejando y trabajando de esta forma.

El trabajo remoto propone en su concepción un grado mayor de libertad (dónde trabajar, cómo organizar tu agenda y con quiénes deseas rodearte la mayoría de tus horas productivas); sin embargo, la pandemia exige restricciones y confinamiento, lo que empaña los aspectos positivos intrínsecos. De hecho, se podría decir que no estamos experimentando el trabajo remoto, sino una cuarentena laborable. Esto significa un riesgo, ya que muchas personas experimentan burnout o niveles de estrés que comienzan a afectar su salud mental y dan muestras de una depresión que podría aumentar significativamente.

La importancia del trabajo remoto

Con todos los retos e inconvenientes, el trabajo remoto demostró ser una alternativa conveniente para muchas empresas. De acuerdo con un estudio de KPMG, referido por Forbes en su artículo “6 de cada 10 empresas en México seguirá con home office tras pandemia”, 63% de las compañías consideran continuar con este formato una vez que pase la contingencia; de hecho, 40% de las empresas estima que entre 26 y 50% de su plantilla se mantendrá en tal modalidad. Además, de acuerdo con la consultora, 91% considera que sus colaboradores se mantendrán trabajando a distancia 2 o más días a la semana.


De acuerdo con Pepe Villatoro, Regional Head of Expansion de Deel, estamos en una transformación mundial, ya que el trabajo remoto está cambiando nuestras vidas y la forma en que nos movemos y convivimos. Quizá somos testigos de un cambio tan importante como lo fue internet: Las tendencias, herramientas, horarios, y hasta las nuevas legislaciones nos confirman que el trabajo no volverá jamás a ser el mismo. Y tampoco lo serán la forma en la que buscamos una posición laboral ni las formas de contratación.


El trabajo remoto abre la puerta a las personas que típicamente no cuentan con las mejores oportunidades para encontrar un lugar dentro de empresas unicornio o startups con un hipercrecimiento impresionante. Esto ha beneficiado a comunidades y grupos, como, por ejemplo, a las mujeres solteras cabeza de familia, ya que les permite tener un trabajo y acceder a mejores oportunidades en todo el mundo desde su casa. Lo mismo sucede con personas con capacidades diferentes, miembros de comunidades LGBT+ o las personas mayores, entre otros grupos de gran potencial que en un modelo tradicional no siempre son considerados.


Dar prioridad a las personas


Si bien el trabajo remoto presenta más flexibilidad, también debe tomarse en cuenta la salud mental de los trabajadores; esto toma mayor relevancia en la actualidad, a dos años del inicio de la pandemia. El derecho a la desconexión se estipula en la más reciente reforma a la Ley Federal de Trabajo, en la que el Senado de la República aprobó un proyecto para establecer el derecho de los trabajadores a la desconexión digital para asegurar el respeto del tiempo de descanso, permisos, vacaciones e intimidad personal y familiar, fuera de la jornada laboral establecida.


Durante las fiestas decembrinas el reto de las empresas es por partida doble: Por un lado deben continuar con su ritmo de trabajo, y por el otro deben otorgar a sus trabajadores la oportunidad de festejar durante estas fiestas al lado de su familia. De hecho, es tiempo de aceptar una realidad innegable: La forma tradicional de trabajo se encuentra en agonía y es momento de dar el salto y adaptar esquemas que, en la medida de lo posible, prioricen a las personas por sobre los resultados.

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