El objetivo último de cualquier tecnología o innovación debe ser ofrecer a las personas una mejor calidad de vida. Esa primicia se ha enfatizado más en los últimos dos años con la llegada de la pandemia a nuestras vidas. Quizá uno de los aspectos más importantes derivados de los esfuerzos de personas u organizaciones por revolucionar y mejorar el día a día de las personas con la tecnología es la salud. Es en está área en la que cada mínimo esfuerzo significa cambiarle la vida a un solo individuo, influir en toda una comunidad o incluso en un país entero.
La nube es una de esas innovaciones que ya desde hace algunos años ha generado esos cambios positivos. De acuerdo con el texto “¿Qué es la nube?”, de Microsoft, la nube no es una entidad física, sino una red enorme de servidores remotos de todo el mundo que están conectados para funcionar como un único ecosistema. Estos servidores están diseñados para almacenar y administrar datos e imágenes y ejecutar aplicaciones o entregar contenido o servicios, como streaming de vídeos, correo web, software de ofimática o medios sociales. En lugar de acceder a archivos y datos desde un equipo personal o local, se accede a ellos en línea desde cualquier dispositivo conectado a internet; es decir, la información está disponible donde quiera que vaya y siempre que la necesite.
La nube y la salud
Esa flexibilidad permite a la nube servir en muy diversos sectores, pero es en la salud donde se abre un mayor campo de ayuda. Su correcta implementación puede llevar los tratamientos a comunidades alejadas o disminuir la saturación en hospitales o consultorios y darle seguimiento a los pacientes, entre otros. Al mismo tiempo existe una barrera económica y de aceptación para que la utilización de la nube se vuelva un pilar fundamental en el sector salud.
La salud digital, que involucra invariablemente a la nube, “es una forma de prevenir situaciones graves, disminuir la saturación en hospitales o consultorios por esta razón y darle seguimiento a los pacientes, sobre todo en padecimientos como el cáncer, obesidad y ahora covid-19. En muchos países están adaptando este tipo de tecnologías en diversos campos de la medicina y considero que México tiene la disposición de incorporar la salud digital al sector salud en general con éxito”, señala Flor Mireya López Guerrero, investigadora del Instituto de Geografía (IGg) de la UNAM, en el artículo “El futuro de la salud está en el mayor uso de las tecnologías digitales”.
En ese sentido, existen soluciones como las de Eva, un sistema Pacs en la nube que busca ofrecer la funcionalidad más completa de soluciones Enterprise (por ejemplo, Philips, Carestream) a médicos y radiólogos que trabajan en la provisión de atención médica a sus hospitales y clínicas. Esto es de vital importancia para sus pacientes, ya que pueden enviar los resultados de sus estudios de manera remota al correo o al whatsapp. Además, si desea consultar con otros doctores y tener una segunda opinión, es posible enviar los resultados vía digital para que ellos puedan regresar su diagnóstico e interpretación de los estudios.
Soluciones basadas en la nube
La interacción médico-paciente se ha visto complicada por el aislamiento provocado por la pandemia; así, soluciones basadas en la nube, como el envío de diagnósticos vía remota, podrían facilitar la prevención de enfermedades que, si se detectan a tiempo podrían salvar vidas. El reto es inmenso, pero cada paso que empresas del sector salud como Eva dan para acercar la tecnología y la innovación a las personas a través de sus médicos y clínicas, impulsa a otros emprendedores a desarrollar más soluciones innovadoras para el sector médico.
La tecnología y la innovación deben ser creadas para servir en lo más posible a las personas. No importa si es en algo aparentemente poco significativo, como mejorar la calidad del audio en sus audífonos o la calidad de las pantallas de celulares, si ese beneficio se traslada al sector salud, la ganancia, por muy pequeña que sea, podría significar un cambio inmenso en la vida de las personas.